Síntomas de una ciática
Síntomas de ciática
El principal síntoma del ataque de ciática es el dolor, aunque éste puede variar mucho en intensidad y características. Puede ser desde un dolor sordo que dura varios días, hasta un dolor que aparece casi de repente y con gran intensidad e impide al paciente moverse del sillón. En cualquier caso, el dolor afecta siempre a uno de los lados, desde las nalgas hasta la rodilla, las pantorrillas o incluso el pie. Es frecuente, además, que se acompañe con dolor en la parte baja de la espalda, por lo que los médicos lo llaman “lumbociatalgia”. El dolor puede aumentar con los movimientos (sentarse, incorporarse…) o al aumentar la presión dentro del abdomen (toser, defecar…). Puede aparecer también al acostarse o al despertarse por la mañana tumbado en la cama, pero no suele interrumpir el sueño en mitad de la noche.
Este dolor se puede acompañar de alteraciones de la sensibilidad de la piel que inerva el nervio ciático. Suelen aparecer sensaciones de hormigueo y de acorchamiento en las mismas zonas donde hay dolor.
Otros síntomas frecuentes serían la debilidad muscular y la disminución de reflejos musculares. El nervio ciático, al estar dañado, no puede inervar correctamente los músculos y se limitan los movimientos de la cadera y la rodilla. Por eso, las personas con ciática caminan cojeando o no pueden levantarse de la cama por sí solos.
Podemos hablar también de una “ciática invertida”. En este caso no se comprime el nervio ciático, sino que lo hacen las raíces nerviosas más superiores que forman el nervio femoral. El dolor aparece entonces en la parte delantera del muslo llegando hasta la rodilla, a veces incluso cerca de la ingle. También se puede debilitar la extensión de la rodilla.
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